La forma más comúnmente extendida para el consumo de la marihuana es fumada, entiéndase sóla o mezclada con tabaco en porro, canuto, joint y demás símiles. Pero de un tiempo a esta parte, los vaporizadores están ganando terreno a esta manera más cotidiana, por una serie de ventajas que van desde la propia limpieza del sistema a un mayor aprovechamiento de la sustancia vegetal que se pretenda inhalar. Todo ello, además, avalado por algunos estudios científicos que aseguran que el uso de los vaporizadores minimiza los efectos negativos en el sistema respiratorio de fumar hierba.

La combustión de cualquier materia vegetal produce una serie de desechos que son aspirados a la hora de fumar, especialmente ante la costumbre de no utilizar filtros entre los consumidores. Entre ellos, sólo por citar algunos, el alquitrán e hidrocarburos poliaromáticos nada recomendables. Si la hierba se mezcla con tabaco, hay que añadir otros compuestos como la nicotina y las “salsas” de conservación que suele incluir el tabaco comercial, que también se inhalan y llegan hasta los pulmones.

En la práctica, esos componentes no llegarán hasta nuestro organismo si se opta por el uso de los vaporizadores para consumir marihuana (si no se mezcla con tabaco, se entiende). De hecho, un estudio asegura que vaporizar cannabis incrementa la seguridad en el consumo porque elimina ese tipo de sustancias de la ecuación. En ese estudio, en el que participaron más de 6.880 personas, se afirma que síntomas respiratorios como tos, flemas o opresión en el pecho se incrementan fumando, pero son menos graves entre aquellos consumidores de marihuana que la vaporizaban. Ese mismo estudio señalaba que los encuestados que vaporizaban presentaban un 40% menos de probabilidades de presentar síntomas respiratorios que los que no vaporizaban.

Pero eso no es todo. En otro informe científico más reciente en el que se analizaba las ventajas del consumo de marihuana con vaporizador, realizado en esta ocasión con entrevistas a casi un centenar de personas, se concluía que los usuarios veían cuatro grandes ventajas y únicamente dos inconvenientes. Los encuestados, a la hora de valorar el consumo de marihuana vaporizada en lugar de fumada, concluían que, con el uso del vaporizador se percibían beneficios para la salud al evitar los elementos de la combustión, así como se le notaba un mejor sabor, la ausencia del olor a humo y “más efectos para la misma cantidad de marihuana”. Como inconvenientes, únicamente señalaron la limpieza de los dispositivos y el tiempo que se tarda en poder usarlo.